El arma en cuestión es el XM25 y utiliza un sistema de medición láser junto a un chip instalado en cada bala que le permite conocer en cada instante a que distancia se encuentra de su objetivo. El Ejército de EE.UU. utilizará en Afganistán un proyectil tan sofisticado que impide que el objetivo pueda esconderse.
El operador del XM25 puede elegir, por ejemplo, que la granada explote hasta tres metros antes o detrás del blanco. Esto es posible por que el proyectil continúa enlazado electrónicamente con el XM25 durante toda su trayectoria, y cuando ha “viajado” la distancia prefijada, explota. Se cree que habrá balas “preprogramadas” para para aniquilar, para explotar, para aturdir o para ser utilizadas durante los entrenamientos.
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